3.07.2011

¡Imagina!

La imaginación es un don que se adquiere en este universo; es un don que muchas personas tratan de mantener guardado en una habitación oscura que nunca verá la libertad; la imaginación (aunque muchos le consideren solo una perdida de tiempo) y la acción de esta, es la clave del éxito.
Cuando los niños despiertan por la mañana y saltan sobre la cama imaginando que brincan de nube en nube como Peter Pan, llevan su mente a un nivel más alto que el de los padres, que solo se limitan a regañarles asegurando que ninguna aventura tal cual será posible. La imaginación es fresca, liberal y apasionante: no tiene límite alguno y el creador es el dueño de las reglas por las cuales se regirá lo imaginado. Es en la niñez cuando se debe proporcionar nutrimentos a la imaginación, para que no muera durante el crecimiento; es cuando menos deben estar presentes las palabras negativas y los prejuicios de los adultos que no poseen el don.

Después, el adolescente que descubriendo su cuerpo renovado, se enamora por primera vez y comienza a fantasear con la imagen de su amor, tiene sentimientos fuertes incluso poseyendo certero conocimiento de que la imagen creada en su mente no es real. Además, en algunos casos no acepta el medio en el que vive, sueña con tener más y ser diferente, sufre altas y bajas en su autoestima y se rebela ante sus padres, piensa que vivir en otro concepto y en otro momento o lugar, le harían mas feliz. Quizá, si después de tanto imaginar tiene el valor de actuar, terminará obteniendo lo que en un principio solo eran meras fantasías. La imaginación debe mantenerse revolucionando el mundo, alimentando la autoestima y proporcionando acción.

Los adultos realizadores de acciones concebidas a base de imaginación y creatividad, son las personas que alcanzan un desarrollo amplio en todos los campos de su vida. El adulto creativo, innovador y de gran imaginativa es más apreciado y solicitado que aquel que no tiene ninguno de estos dones.

Desgraciadamente, la imaginación no es muy valorada en la actualidad: al niño y al adolescente imaginativo que no presta atención en clase se le reprende. Y los pocos adultos que con mucho esfuerzo siguen siendo imaginativos, sin temor a expresar ni a actuar sus pensamientos, son considerados soñadores que no obtendrán una vida de provecho, todo porque la realización de lo imaginado no se llevará acabo en un abrir y cerrar de ojos. Es por eso que, muchas personas prefieren olvidar la imaginación y madurar, dejando atrás los sueños que en su momento pensaron que realizarían, prefieren someter a la imaginación y obligarla a permanecer callada y presa.


Estamos en un error: La imaginación debe ser valorada en este mundo lleno de cosas espantosas; debe ser considerada uno de los dones extraordinarios que el universo ha otorgado a unos cuantos individuos, pero sobre todo, debe ser inculcada en la niñez, continuada en la adolescencia y practicada arduamente en la adultez, pues es cuando hay un límite para dejar de soñar. Quizá tenga razón: es el momento de imaginar, soñar y hacer realidad lo que comenzó como un pequeño hilo de pensamiento que se convirtió en un tejido bastante complejo.




Es el momento perfecto para seguir imaginando y actuando.
Con ella te emocionas,
Suspiras y hasta te irritas,
Es mágica invencible y oportuna,
Es simplemente: la imaginación.