8.26.2011

La capacidad de un árbol




Quisiera ser como un árbol...

No importa cuantas veces corten sus ramas, éstas vuelven a crecer al cabo de un tiempo.
No importa que pierdan sus hojas cada dos o tres minutos, porque vuelven a nacer otras, más llenas de vida. 
Y mejor no hablar del viento, que balancea las ramas de aquí para allá. 
Pero el árbol continua, parado allí, fijo en el suelo, lleno de vida. 


Quisiera ser como un árbol...

Sin importar cuantas veces corten, deshagan y maltraten mis sueños, deberían volver a reconstruirse, volver a crecer. Sin importar cuántas veces pierda la esperanza y alegría en esta vida, debería volver a hacerlas nacer. Aún más fuerte, indestructibles.
Y para hacerlo más grande, sin importar cuántas veces me traigan de aquí para allá, perdida en los millones de caminos que recorrer, sin saber qué decisión tomar, debería ser simplemente yo. 
Continuar siendo así como soy, fija, leal a mi, llena de autenticidad. 


Quisiera ser como un árbol... Lo estoy intentando.

8.25.2011

El chico de la sonrisa



Un enorme rayo de luz iluminó el camino que conducía hasta su casa.
La tormenta se acercaba…

Deseaba llegar y tirarse sobre el mullido colchón, dormir, solo soñar, despertar al día siguiente y que nada le importase. Ni el trabajo, ni el hecho de que no tuviese amigos o de que estuviese enamorada de su compañero de trabajo, el único que parecía ser un poquitito amable con ella. 

Recordó aquella dulce sonrisa. Sus cabellos negros, sus dientes perlados y derechos, sus labios carnosos y rojos que se estiraban regalándole su alimento de cada día. El solo decía “Hola” y con eso bastaba, porque así lo amaba, tan tímido, tan solo, tan él mismo. Y en sus sueños,  fantaseaba con poder tenerlo a su lado, con poder bañarlo en besos, con hacerlo feliz. 

¿Acaso no podía escuchar su corazón latir tan fuerte cuando lo veía? ¿Acaso le pasaba inadvertida la creciente torpeza con la que manejaba su cuerpo en su presencia? ¿Notaba él las miradas que ella le dedicaba durante largos ratos?
La respuesta la consoló: quizá la timidez de él también fuese un impedimento para estar juntos. 

Quiso dedicarle una canción de amor, quiso cantar con una voz increíble, tocar el piano o la guitarra, quiso gritar que lo amaba. Podía hacerlo, porque estaba en la nada, porque nadie la escuchaba, nadie. Pero no lo hizo, había algo en su interior que la ataba, que le amordazaba la lengua. ¡Maldición! Sabía que él era el hombre correcto: serio, caballeroso, buen chico, honesto e incluso atractivo.

¡Si tan solo me viera! En su cámara interna rogó: veme, solo veme un poco. Soy pasable, no soy hermosa, pero tengo ojos bonitos. Soy una buena chica.

Llegó a casa y aquella chica no pudo más. Lo amaba, ya no podía evitarlo más. No podía evadirlo ahora que lo había visto sonriendo a otra chica. Se maldijo en su interior. Creyó haber sido lo suficientemente buena para él, pero ¿cómo sería buena si ni siquiera podía poner en regla sus sentimientos? ¿Cómo podía ser buena si no era honesta como él? Ella estalló en lágrimas, luego en risas. Conocía al amor, cuando jamás pensó en conocerlo.

La chica rezó esa noche a todos los Dioses, a todos los ángeles. Los llamó y les pidió consejo y fuerza, porque deseaba hacer algo a lo que jamás había pensado atreverse. Esa noche no pudo dormir como hubiese querido, estaba segura de que al mirarse al espejo vería el resultado de pocas horas de sueño. No importa, mañana estaré lista.

Los ángeles habían partido y su mismísimo ángel custodio sonrió, por fin sus plegarias habían sido atendidas por la chica, por fin se estaba dando la oportunidad de ser feliz. Mi querida protegida, susurró. La muchacha cayó rendida, solo podría dormir unas tres horas pero serían suficientes… suficientes para hacerla levantar con alegría. Su alma se deslizó entre mundos coloridos, entre posibles respuestas de lo que haría al día siguiente; vivió, murió y reencarnó en todos sus sueños… Su ángel jamás la abandonó.





Las hojas secas crujieron bajo sus pies, algunas cayeron como copos de nieve, tan suaves y frágiles. No es que fuesen suaves, es que la muchacha las veía así por el amor. Todo parecía nuevo, ahora que iba a dejar que el amor existiera. Se subió a su coche, partió camino a la librería, el lugar en el que trabajaba. Se arregló un poco, viéndose en el espejo retrovisor, antes de salir de allí. 

Al abrir sonó la campanilla. Él ya estaba allí.

-Hola –murmuró él.

-Hola –respondió ella. 

Se sintió insegura. Se maldijo. Rezó. Todo en un segundo. Pidió fuerza, valentía. ¡¿Por qué aquello le costaba tanto?! Se giró un poco, solo para mirar al cielo. Para recordar que los Dioses de todas las culturas y países, que todos las criaturas y los ángeles le estaban apoyando. Sintió como una fuerza extraña la empujaba hacia él, que acomodaba los nuevos ejemplares de un exitosísimo libro. Sus piernas le temblaron, el estomago retumbó en su interior. Su corazón se hincho y ella sonrió esta vez. Con un gesto delicado recogió un mechón de su cabello y lo pasó tras su oreja izquierda. 

-Yo… -se trabó por un segundo y las palabras salieron amontonadas, casi inentendibles, pero él las entendió… porque él también sentía aquello.

Sonrió aquel chico, regalándole otra razón para vivir. 

Su ángel lloraba de alegría. Rozó a ambos con sus alas, escuchó sus corazones emocionados, los suspiros satisfactorios, escuchó sus más puros pensamientos. Ellos no pararían ahora, ahora que estaban frente a frente, simplemente dedicándose una mirada profunda, viva; sus labios estirados, que no podían contener la emoción, la dicha.  El ángel pensó en dejarlos solos por unos momentos, compartir la alegría con el ángel custodio del chico. Ambos ángeles se miraron, con ojos llorosos y felices por sus protegidos. 

Sucedió que la gravedad jaló a aquellos muchachos, sucedió que ambos eran imanes que se atraían. Aquellas criaturas felices gozaron… y comprendieron que aquí y en China, incluso en Marte o en un mundo tangente, el amor es el amor. 

Y en algún otro lugar, alguien más quiso gritar: Te amo.

8.23.2011

Pies preocupados


La primera vez que se vieron fue en un evento organizado por una librería en la Ciudad de México.

El clima era frío y los pocos arboles que había en aquella tremenda y concurrida ciudad habían perdido sus coloridos vestidos, sus hojas secas cayeron a través de las ráfagas de viento helado y se deslizaron entre el montón de personas que a diario caminaban por allí. En algunas ocasiones las hojitas se levantaron juntas al paso de las bicicletas rentadas para mejorar la salud del medio ambiente. Los coches pitaron, una y otra vez.



El ángel de la Independencia se alzaba imponente en sus tonos dorados. Algunas personas se tomaban fotos en su base, sonreían y festejaban estar en uno de los iconos de la Ciudad de México. Siguió caminado y al poco rato, observó la escultura del El Caballito. Recordó la primera vez en que la había visto y cómo, por si sola, gracias a su imaginación, había descubierto su significado. Una pareja de extranjeros, con la piel pálida y los ojos azules miraron su guía del 2004 y continuaron caminando por aquella avenida. La chica escritora, que aun disfrutaba de aquellos encantadores paseos a pie, los reconoció como franceses. Ese encantador arrastrar de letras, ese no-sabía-qué que siempre le había atraído de ellos. Sonrió ante la posibilidad de hablarles y prestarles ayuda, pero se detuvo en cuanto recordó que le quedaba poco tiempo para llegar a uno de sus eventos. ¡Por fin lo había logrado! Era su primera victoria, publicar su primera novela. Y no podría retrasarse.
No era el primer evento de promoción pero sí el primero en el que compartiría su historia con otros jóvenes escritores. Tuvo miedo de no ser quien esperaban, tuvo miedo de no tener experiencia. Tembló un poco al caminar y nadie se percató. El estómago se le revolvió y la brisa la hizo despejarse un poco, gracias al cielo. Miró el Museo de Bellas Artes, cruzó esa calle transitadísima, alzó la vista a la Torre Latinoamericana y siguió avanzando entre el gentío. Se perdió entre aquellos edificios que parecían de otro tiempo, se perdió entre el frio y entre sus miedos. Tenía que reponerse, de alguna forma.



En aquel lugar se mezclaban miles de historias, de aventura, terror y romance; se entrelazaban millones de personajes, buenos, malos, confundidos; se prometían cosas, se defraudaban personas, se volvían mundos conectados, mundos increíblemente ideados por la grandiosa mente humana…

Era la clase de lugar en el que podría vivir para siempre. El evento comenzaría pronto. Había otro chico que estaba allí, que era igualmente de México y que según lo que le habían dicho, auguraban que tendría un buen futuro. En cambio él era solo un muchacho español, con un tremendo acento que levantaba revuelo entre las chicas, que solo era disque “leído” por su buen parecido. El muchacho se sentó en la primera de las sillas que destacaban entre aquellas mesas puestas a forma de panel.

La muchacha, a quien reconoció como Sandra Casillas, se sentó en la silla junto a él. La chica mostró una enorme y nerviosa sonrisa perlada que lo hizo sentirse más cómodo.

-Hola. –Saludó él.

-Hola. Eres Rafael Mellado –La voz de Sandra Casillas resultó sorprendida.

-Oh, si. –comentó él. Automáticamente pensó en “otra chica”.

-Soy Sandra…

-Sandra Casillas –murmuró Rafael.

-Vaya, me conoces. He leído tus libros, me parecen fenomenales- dijo sin aliento- De verdad me has transportado a ese enorme mundo, ha sido genial. Simplemente no podía dejar de leer  y…-mientras hablaba,  articulaba con las manos, sonreía, hacía gestos y demás. Rafael la observó.

Sin duda sería ese personaje especial de sus historias, esa alma extraordinaria, excéntrica, única entre los únicos. Suspiró. Ella era el tipo de chica que necesitaba. El tipo de chica que simpatizaba con él, que se emocionaba con las letras, los personajes y los mundos fantásticos. Una idea loca le llegó a la mente. Ella, de blanco… él, esperándola.

-Ejem, ejem –carraspeó una mujer frente a ellos.

Rafael dejó de escuchar a Sandra y odió a la mujer de cabellos rojos, obviamente teñidos, que estaba frente a ellos, indicando que el evento iba a dar comienzo.

-Creo que podemos platicar después de que esto termine, ¿te parece?

Sandra asintió.


Las preguntas iniciaron, Sandra, Rafael y Oscar quien-sabe-qué, el otro joven escritor, comenzaron a responder las preguntas, a interactuar con los lectores, incluso con algunos medios y con los pocos, pero primeros y leales lectores, que ya tenían.

-Esta pregunta es para Rafael. ¿Qué es lo que te ha hecho escribir sobre un mundo fantástico tan complejo y tan genial como el que has hecho para tu libro? –preguntó una chica con aspecto de frikie.

Rafael sonrió.

-Gracias, gracias por el cumplido –dijo con ese increíble acento que despertó las miradas de las chicas. –Verás, a veces este mundo está tan jodido que uno tiene que escapar. Espero que muchos otros también viajen a ese mundo, que escapen de la realidad que a veces os ahoga.

-Pues yo lo hice –murmuró Sandra ampliando su voz por el micro.

-Yo no he tenido la oportunidad, pero te haré llegar mis comentarios, colega –dijo Oscar.


Y siguieron muchas otras preguntas y poco a poco, los nervios de los tres chicos, que no pasaban de los veinte y cinco años, se disiparon.  Cuando el evento hubo terminado, un dúo de chicas se le acercó a Sandra y murmuraron:

-Sabemos que te encanta Harry Potter, así que hemos hecho este dibujo especialmente para ti.

Sandra sonrió y los ojos se le humedecieron en lágrimas, porque era una caricatura de ella misma la que estaba reflejada en el papel, Harry estaba con ella, abrazándola y lo mejor de todo es que también abrazaba al personaje principal de su historia.

-Oh, chicas, esto es hermoso. Muchas gracias –dijo con las lagrimas asomándole por los ojos. Era en verdad hermoso el saber que alguien más se había encariñado también con esos dos personajes que a ella le habían cambiado la vida. –Muchas, muchas gracias.

El propietario de la librería se llevó a Sandra a rastras, porque tomarían algunas fotos de los jóvenes escritores con el resto de los fans, que ya comenzaban a partir.

-Me han dicho que el Zócalo se pone bastante bueno aquí –murmuró Rafael.

-Oh, sí. Es genial –aceptó Sandra.

-Pues a mi me parece lo mismo de siempre –dijo Oscar con un tono aburrido.

-¿Crees poder acompañarme?, no quiero ir solo

-Claro –dijo Sandra.

Y se aventó a las frías calles con aquel muchacho que al igual que ella, soñaba con mundos fantásticos y criaturas míticas. Hablaron y hablaron durante el resto del camino, atravesando las calles concurridas y dirigiéndose hacia el zócalo. En la calle en la que debían atravesar unos hombres vestidos de negro con el logotipo de Santander les entregaron un montón de mini-calendarios.

-No puedo creer que otro año se vaya. Pronto el mundo acabará en el 2012-dijo Rafael riendo un poco.

-Oh, si. Ha sido un año grandioso –Sandra recordó los muchos momentos geniales que había tenido durante el 2010.

-Sí, hemos sido bastante suertudos.

Llegaron al Zócalo, donde la Basílica de –Guadalupe se alzaba imponente. Los visitantes tomaban fotos, los niños reían y lanzaban unas varitas de luz azuladas, círculos azulados volaban por el aire, los pequeños puestos de comida, con algodón de azúcar, papas fritas, churros, tamales, toda clase de comidas.  Algunas madres aferraban a sus pequeños hijos con caras histéricas por tanto gentío, mientras que los niños muy contentos pedían a gritos un globo gigante como el que otros niños tenían. Y la pista de hielo, totalmente enorme y con música electrónica, movida, que acompañaba a los patinadores, algunos inexpertos, otros no tanto.

Sandra y Rafael se miraron, alegres.

-Creo que nos deberíamos hacer una foto de recuerdo –murmuró él y sacó una cámara que hasta el momento la había llevado oculta.  Estiró el brazo con el aparato volteado y tomó una fotografía.

Sonrieron al ver sus caras. Observaron los edificios, adornados con las lucecitas de colores, con los ángeles, las Nochebuenas y el enorme letrero que decía: Ciudad de México.

Solo bastó de un pequeño flash para esos chicos.

Solo un pequeño flash.





El sentido de mis escritos ha disminuido. Lo siento.

8.22.2011

Hogwarts es mi hogar


Hay una casa a miles de kilómetros,
En  la que me siento completamente segura.
Algunos dicen que son solo inventos,
Pero es real para mi, en completa cordura.
Mi alma corre entre sus pasillos para no temer.

Sus ojos verde brillante, me observan con dulzura,
Ron dice que no hay nada que temer
Y Hermy afirma que en los libros está la cura;
Ellos insisten en que nada se va a desvanecer.
Pero sé, aun así, que me romperé en llantos.

Es difícil aceptar que ésta será la ultima por ver
Escuchando de mi corazón los latidos,
Pero a pesar de todo deberé entender
Que a aquellos a los que verdaderamente amamos,
Jamás son olvidados  ni con una pizca de locura. 




8.17.2011

Familia


¿Han amado a alguien pero han creído odiarlo? Yo sí.

No sé ustedes, pero cuando papá o mamá me han regañado o sermoneado, o han hecho comentarios que me lastiman, he pensado que los odio. Y quiero morirme, porque sé que al morir ellos sufrirán. Esa seria la forma perfecta de castigarlos…

Y luego sonríen, me dicen que están orgullosos de mí, me dedican una de esas increíbles miradas que me hacen sentir mejor. A veces ríen conmigo y puedo sentir que ellos están rebosantes de felicidad. Recuerdan cuando era pequeña y mi hermano me disfrazaba, recuerdan cuando sucedió aquel accidente y cómo tuve que regresar a mi ciudad actual. Recuerdan y comentan cómo fui rechazada por algunos y amada por muchísimos otros, recuerdan y recuerdan. Soy capaz de notar que en sus palabras están incluidos momentos difíciles, momentos de llantos, momentos felices e increíbles. Puedo notar que a pesar de todo, a pesar de mis acciones a regañadientes, a pesar de mis malas contestaciones, ellos me aman. Y sé que a pesar de que en ocasiones pienso que los odio, sé que a pesar de que no acepten ciertas cosas de mi, los amo porque son mi familia.

Familia

Que palabra tan genial y qué tan poco puede ser vivida. Familia.

¿Pero qué pasa cuando uno de los integrantes de tu familia está cerca de la muerte? ¿Qué pasa cuando sabes que sufrirá hasta llegar a la muerte?

No sé otra cosa más, solo que estoy llorando. 

Que me aborrezco por haber  pensado en odio, que solo quisiera devolver el tiempo. Simplemente me gustaría ser un ángel, que viaje al pasado y que le prevenga, que le aconseje acudir a un doctor, para que la enfermedad no avance…

Simplemente, simplemente… ¿qué tantas cosas no haría?

La impotencia del saber lo que podría pasar, la impotencia del desconocer acertadamente el futuro. 

Solo lo imagino a él dentro de unos años, observándome… sin poder ni siquiera abrazarme. Me imagino, me imagino mientras las lágrimas cubren mis ojos, mientras veo este teclado negro un poco borroso… Solo imagino…

8.16.2011

Un buen viaje


Recuerdo que viajábamos en el suburbano con destino al centro histórico en la Ciudad de México. Estábamos sentados en aquella maquina, especie de tren (mi sueño dorado, viajar en uno de ellos) y por alguna razón, sin saber  cómo llegue a hacerlo, le confesé a mi acompañante el amor que le tenía a la escritura. 

Después de hacerlo, me sentí rara, incómoda, odiando las palabras que habían salido de mis labios. La escritura y lectura, ambas, son mis amores más puros y pensé que no tenía porqué andar de bocona, después de todo podían ser solo mías, ocultas para siempre. No sabía que decir ni que diría él. Tenía el absoluto conocimiento de que mi compañero era una de esas personas que se entierran entre los libros, de verdad, las paredes de su habitación estaban (y siguen estando) repletas de obras, de todas las variedades, pero la escritura… La escritura solo está designada para algunos, para quienes se atreven a plasmar lo que su mente piensa y crea, los que se atreven a hacerlo mal y a mejorar en el proceso. No, no tenía idea de qué diría. 

Entonces él me dijo que también escribía. Sí, lo hacía, solo que se dedicaba a los poemas. Me habló sobre el amor que había perdido hasta hacía tiempo, cómo esa experiencia lo había marcado y cómo todo estaba plasmado en las letras. Dijo, también, para mi creciente felicidad y orgullo, que también deseaba publicarlos.
Por primera vez, tuve el valor de contarle a alguien la razón por la que pasaba tanto tiempo en el ordenador. Le hablé de la comunidad de escritores a la que pertenecía, llamada “La Sociedad de los Poetas Muertos”.

Le conté que escribía sobre amor, felicidad, sobre la alegría que era ver la luz de otro día y también, que algunos de mis colegas escribían, en ocasiones, escritos de tristeza, desamor, odio, dolor y hasta de tendencias suicidas. 

Después, me miró y   dijo que algunos autores escriben sobre sus carencias, no directamente, sino como si esas carencias se desvanecieran en el momento en que las palabras son puestas en el papel (virtual o real). “Pregúntate, si careces de todo eso de lo que escribes”.

Y es entonces, un año después de ese viaje maravilloso (y probablemente el único, en el que escapé por primera vez de mi tan aborrecida vida) que me pregunto: ¿Tenía él razón? Sí. ¿¿Todas las historias de fantasía que he comenzado, se deben a que mi vida es monótona, aburrida y muy normal? Sí. ¿Es el amor de hermanos, amigos, parejas, como Daniel y Kaley Van Aalst, Rodrigo y Julia, incluso Daniel y Claudia, el reflejo de las carencias amorosas que he tenido? Sí. 

Sí. Sigo haciendo preguntas y la respuesta es sí. No sé en el caso de los demás, pero en el mío es totalmente cierto. 

ESCRIBO DE MIS CARENCIAS Y ÉSTAS,
SE ATENUAN O DESAPARECEN
CUANDO LAS PALABRAS SON
FORMADAS EN EL PAPEL.

Por alguna razón, me atreví a ver a mi acompañante a los ojos y entonces él me miró como si fuese lo más natural del mundo. Sabía ya, que él era una de esas personas que se entierran en las páginas de los libros, pero la escritura… Bueno, de eso no estaba tan segura. 

P'taah/El regalo



Dedícate todos los días un tiempo para ti mismo. Cuando te sientas atrapado en la idea del "deber", de "no hay tiempo", "debes triunfar", y en que hacer que todo aquello que es placentero sólo para ti, es ser egoísta, un consentido o que no lo mereces. Entonces recuerda que el simple hecho de que existes, te hace merecedor de cuantas maravillas puedas imaginar y más. Tomándote un tiempo todos los días, para armonizarte y balancearte te honras y te nutres, lo que te permite ser más creativo, alegre y de gran ayuda a la humanidad en tu vida diaria.


Fuente: P'taah/El regalo, de Jani King, editorial EDAMEX.





8.15.2011

Recuerdos


Recuerdo aquellos días en que levantarse  a las cinco de la mañana era rutinario. Recuerdo aquellos días en los que iba con mi grupo, en los que platicaba con mi amiga Rosario. Recuerdo cuando le confesé, por primera vez, mi idea de crear una historia propia. Ella dijo: adelante, hazla, tú puedes.

Luego llegó mi amiga Julie, que compartía mi amor hacia Edward, el cariño hacia Jacob, la desesperación hacia Bella. Le propuse escribir un fanfiction. Ella aceptó y comenzamos a idear nuestra historia: Bella Swan quedaría embarazada.  Incluso antes de que Eclipse saliera a la venta, nosotras habíamos adivinado más o menos el final. Recuerdo que ella se emocionaba, que ella se mordía el labio inferior pensando en “el nuevo capítulo”. Yo decía: “¿Y si sucede esto, si sucede el otro?”. Ella era Julia Cullen –una Vulturi encubierta con los Cullen- y yo, Anna Black –la hija de Jacob Black y Leah Clearwater-.  Niebla: Amores Confusos fue construida por allá de los principios del año 2008, sino me equivoco.

Recuerdo que al mismo tiempo, ambas salíamos mal en los exámenes de biología, recuerdo que nos tomábamos de las manos fuertemente, con los nudillos blancos, esperando el resultado. ¡Seis! ¡Siete! “¡Que emoción! ¡Que emoción! Lo pasamos”. El examen final de Química supuso para muchos un estado crítico de estrés, no para mi. Siempre me ha gustado la Química. Recuerdo que una tarde Julie vino a mi casa, le enseñé sobre química, le hablé más sobre Twilight, volvimos con la Química, otra vez Edward, Jacob… Era un cuento de nunca acabar.

 Recuerdo que al mismo tiempo, desde que había entrado a primero de preparatoria, me levantaba pensando en él, soñando con él, añorándolo… Recuerdo a “M” con su despreocupado caminar, en el año 2007, cuando todavía era una clase de Nerd. Recuerdo que en unos meses posteriores, después de la muerte de un ser querido, “M” se volvió distinto. No era le mismo chico, era un chico nuevo… Un chico que hablaba más, un chico que reía a todo pulmón, un chico que se paseaba por los pasillos con sus amigotes. Ya no era más mi adorable “M” pero seguía queriéndolo, seguía deseando tener un “crush” con el… pero jamás ocurrió.

 –Claro, a menos de  que cuenten el hecho de que me pegaran por hacer unas tesis –

Y siempre lo observaba, con lo mucho que me gustaba verlo caminar, con lo mucho que me encantaba ese pantalón  verde caqui que se le ajustaba perfectamente. Y esas playeras del uniforme, que se le pegaban a su cuerpo delgado. Me encantaba verlo paseándose de aquí para allá con sus amigotes, que también eran guapos. Y cómo olvidar su cicatriz, aquella cicatriz que lo hacía ver como “El Elegido”, mi Harry Potter personal. Recuerdo que me sentaba en aquella banquita con mis amigas, todas en un pequeño fragmento de concreto, solo para verlos pasar. Recuerdo incluso que una u otra vez vimos >paquetes< y que nos desbaratamos de risa.

“M” me encantaba, era la razón para ir a la escuela, sobre todo cuando tenía una profunda depresión por reprobar “Contabilidad I”.

–Sigo maldiciendo al Profesor C y los mil pesos que tuve que pagar por ambos extraordinarios, de ambos semestres–

Ah si, debido a esa depresión, comencé  a escribir mis primeros fanficitions. Yo solita.
Recuerdo entonces aquella tardeada del  catorce de Febrero del 2009. Me regalaron una víbora de peluche que yo, con mucho gusto, andaba sobre mis hombros. La pasamos muy bien ese día… Y en ese momento comencé a disfrutar. En esos momentos comencé a darme cuenta de que verdaderamente la preparatoria se iba a acabar. La disfruté demasiado y ahora esa es mi condena, simplemente tener recuerdos. Recuerdos que quiero devolver a la Realidad…

Recuerdo, recuerdo, recuerdo… Todo queda en un maldito recuerdo.

Y quisiera otra vez sentir lo mismo, despertarme  a las cinco de la mañana, desayunar a regañadientes, maquillarme un poquito, tomar el autobús, llegar  aun con el cielo todo oscuro y con las estrellas titilantes –en ese entonces ya tenía trauma con Yellow “Look at the stars, look how they shine for you”-. Verlo a él  llegar en su camioneta, bajar con esa onda de tan él,  esperar a que subiera las escaleras o  verlo pasar en el piso de abajo –cuando nos mudamos a la primera planta-. Quisiera tener todo aquello que una vez tuve…

Quisiera que esos “Recuerdo”, fuesen ahora.



8.14.2011

El bosque encantado


Los pájaros cantaron al bosque, parecía que aun con todas las penas que veían a diario su felicidad jamás se desvanecía. Pajarillos que revoloteaban sobre sus nidos, alimentando  a sus crías con los últimos rayos de sol estaban tremendamente felices. Habían sobrevivido otro día…

Las hojas secas crujieron a los pasos de la chica de ojos bicolores, uno morado, otro verde; llegaba al Bosque Encantado, donde las criaturas mágicas cobraban vida al soplo del Señor Vientofeliz, que con sus ondas hacía bambolearse las ramitas de los árboles… Llegaba a aquel lugar en el que era simplemente ella, una muchacha diferente entre un montón de criaturas diferentes, así que no era una chica diferente en lo absoluto… era normal.

Ella sonrió a los pajarillos, a las ardillas que saltaron de rama en rama asustadizas, las muy pelusillas, a ambos lados de aquel estrecho camino anaranjado y pardo. Aquella sonrisa tuvo efecto en las criaturitas del bosque, aquella sonrisa detuvo el sonido del agua del arrollo y modificó incluso el clima.

Era tiempo muerto.

Tiempo muerto entre los miles de tiempos.

Solo tiempo muerto. Muerto, muerto, muerto. 

¿Acaso lo único que podía hacer era dar muerte a la vida?

Se aborreció de nuevo. Volvía a ser diferente.

Los animalitos yacían en el suelo, habían caído con golpes sordos… ya partían a otro mundo, un lugar mejor. Y la chica de ojos bicolores solo se quedaba en Nuktaé, temiendo asesinar a la vida…



La chica se detuvo en esa línea. Saboreó aquel divino lugar, aquellas palabras que la transportaban a esa nación mágica.

 ¡Cómo amaba aquel libro! Es que era increíble lo mucho que se parecía a la protagonista, era como si ambas hubiesen sido extraídas de la misma esencia, de la mismísima alma. No es que tuviese ojos bicolores, ni su cabello cenizo o la complexión delgada y un tanto desgarbada, pero se parecían tanto en alma. Ambas eran inseguras, ambas eran diferentes al resto, ambas esto y el otro, ambas… Sí, ambas.

Y ése libro, con su increíble portada de lazos dorados, que sujetaban aquel aparato extraño llamado risco, que tenía forma de flauta y estaba adornado con símbolos extraños grabados en los alrededores de cada orificio que expulsaba  Polvo Colorido. Quería un risco, solo para ella. Un risco poderoso que  revelara al Bosque Encantado y que trajera consigo al Señor Vientofeliz. Quería ser normal entre aquellas criaturas, así como era normal entre el grupo de Fans Nuktaenianos al que pertenecía, que irrumpía en la librería solo para ser los primeros en leer la cuarta entrega de aquellos libros cronistas.  Quería sentir que pertenecía a aquel lugar… 
incluso cuando matara todo aquello que tanto había anhelado.

La chica derramó una lágrima al darse cuenta de que jamás, jamás, podría ser normal en la realidad… Tampoco habría un Bosque Encantado ni las hojas secas crujirían bajo sus pies preocupados. Piececitos preocupados.

Solo le quedaba continuar leyendo, continuar imaginando que sería parte del Bosque Encantado.




8.12.2011

¡Un bellísimo premio!



Muchas gracias a Steve Tomson que me ha dado este premio tan bonis. Gracias de verdad. Para mi es muy importante que vengan y lean lo que he escrito, lo que está en mi. Es un placer poder entretenerlos con mis palabras.


Reglas del Premio:


1. Mencionar quién te lo otorgó: Steve Tomson

2. Obsequiar a 5 maravilloso blogs: Abajo.

  
3. ¿Por qué tomaste la decisión de crear un espacio personal pero compartido? Aclaro, ¿qué te incitó a crear un espacio en blogger? Recuerdo que pertenecí a una comunidad de escritores en Metroflog pero que, desgraciadamente, el pequeño grupo terminó. Gracias a que muchos de mis compañeros de ese entonces comenzaron a publicar en blogger, pues también me atreví a crear uno. Comencé a publicar, a leer a los demás y de pronto ya me encontraba escribiendo y compartiendo todo esto. ¡Fue algo bastante guay! 


8.11.2011


Falsedad.
Falsedad es el arte que últimamente practico todo el tiempo.

Sé que mis amigos piensan que he estado rara en este inicio de semestre.
Lo sé. Sé que soy diferente a como solía ser.
Un montón de cosas han pasado y me han marcado.
Quizá es que estoy amargandome madurando, después de todo.

Así que decidí ocultar mi verdadera yo. Mis verdaderos sentires.
Decidí reír a la minima broma, hacer burlas como solía hacerlas,  caras extrañas y todo lo demás que alguna vez hice.

Ahora puedo decir que soy falsa.
Falsa.


Oh, esto es tan genial. Dolor de estómago, olvido entrar a una doble clase de Técnicas y pierdo puntos. ¡Genial! Mi vida es tan preciosa, claro.

8.09.2011

A un amigo



Querido amigo:

Extraño aquellos días en los que me cantabas, en los que solía sentirme comprendida, aun cuando estuvieses a miles de kilómetros de distancia.  Extraño aquellos momentos que pasé, exhorta frente a la pantalla del ordenador, leyendo tus palabras.

Lamento haber dicho lo que dije, es verdad. Pero también me alegra haberlo dicho. Sé que exponer mis confusos pensamientos arruinó nuestra amistad ― y mi pregunto si las verdaderas amistades se rompen al más mínimo roce ―, impactó tanto nuestra relación que ahora solo vivo de recuerdos. 

Solo quería que supieras ―por si algo llegaba a pasarnos― que alguien te quiso ―y te quiere― por lo que eres, por tus pensamientos, ideas, bromas, gustos e historias. Quería que supieras que puse todo mi empeño en comprenderte, en escucharte y que cuando dije “Siempre estaré allí para ti”, decía la verdad. Jamás me fijé en ti por si eras cool, si vestías bien o eras atractivo.

Desgraciadamente, eso ha marchitado nuestra amistad, cual flor sin agua. Ha mermado mi alma, me ha llevado hasta las lágrimas. Esta situación ha arrancado la poca felicidad que pude obtener en tu compañía. El consuelo que me ofrecías ya no está… ya no es.
Podré tener muchos amigos y amigas más, pero jamás nadie como tu, con tus ideas locas que tan bien coincidían con las mías… Has dejado un profundo vacío, te has ido de mi circulo, dejándolo incompleto… Me has dejado.

De nuevo estoy sola,


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