10.29.2015

constelación de besos

Querida mamá:

Durante mucho tiempo me pregunté por qué el amor no estaba hecho para mí. Cumplí veinticuatro sin enamorarme por primera vez, cumplí veinticuatro sin haber besado por primera vez. Esperé y esperé, pero nada sucedió. Me pregunté si necesitaba cambiar, si necesitaba ser valiente para invitarlo a una cita, para decirle que me gustaba. Me pregunté si había algo malo en mí. 
Hoy, puedo decirte que me enamoré; me gustaría que estuvieras aquí, que pudieras conocerlo.Hace años que nuestros caminos se juntaron, pero nunca pensé que algo pudiese pasar entre nosotros, especialmente porque se disfrazó de una persona más. Ahora, volvió a mi vida de la forma más inesperada posible, mientras trataba de cruzar una transitada avenida, y nuevamente usó un buen disfraz: el de mi mejor amigo. 
Ni siquiera me di cuenta del momento en que no pude dejar de pensar en él. Lo unico que sabía era que la urgencia de verlo incrementaba segundo a segundo, que al cerrar los ojos podía unir los lunares de su mandíbula en una constelación, que mi alma se derretía cuando estaba cerca de mí. Sabía que moría lentamente cada vez que reíamos juntos hasta llorar. 
Él llegó inesperadamente, así como tú te fuiste. 
Me encantaría que pudieses conocerlo. Apuesto a que, cuando lo vieses por primera vez, no lo aprobarías por su forma de vestir, por el piercing en su ceja y su actitud de chico malo. Pero él me hace más feliz de lo que jamás pensé que alguien pudiese hacer. 
Cuando el día termina y vuelvo a donde él está y uno sus lunares con una constelación de besos, siento que todo tiene sentido. Y me gustaría que pudieses verme así, mamá. Feliz. 


10.10.2015

El juego que perdí

Nunca había pensado que esto terminaría así.
Nunca había pensado que el juego y la diversión pudiesen tener fin, especialmente porque las risas y la forma en que me mirabas me hacía pensar que la chispa estaba allí. Dicen que la verdad se asoma entre broma y broma, pero no quise verla. Quise ver solo la estupidez de un enamoramiento fugaz, quise ver los buenos ratos como algo duradero y con futuro; quise creer que la chispa sería infinita.
Ahora sé que todas las chispas son efímeras. Necesitábamos fuego; la esperanza y empeño para mantenerlo siempre vivo. Necesitábamos fuego y no solo una maldita chispa.
Jugamos bajo las mismas reglas; pero yo las rompí: me enamoré de ti.
Ahora sé que éste juego, éste que nos inventamos nosotros, ha quedado en el olvido.
Éste juego lo he perdido yo.