7.29.2017

aprende a decirle al mundo «jódete» de vez en cuando

Hey, guys!
Hoy vengo con algo muy distinto, les comparto un fragmento de la carta que Sol Lewiit envió a Eva Hesse en 1965.

"Aprende a decirle al mundo «jódete» de vez en cuando. Tienes todo el derecho. Simplemente deja de pensar, de preocuparte, de mirar por encima del hombro preguntándote, dudando, temiendo, doliendo, deseando alguna salida fácil, forcejeando, captando…¡Para ya y simplemente HAZ!
No te preocupes de lo ‘cool’, haz tu propio ‘no-cool’. Haz lo tuyo, tu propio mundo. Si sientes miedo, haz que trabaje para ti –dibuja y pinta tu miedo y tu ansiedad…
Tienes que practicar ser estúpida, tonta, no pensadora, vacía. Entonces podrás ¡HACER!
Intenta hacer algo de trabajo MALO – lo peor que se te ocurra y observa para ver qué pasa, pero sobre todo relájate y deja que todo se vaya al infierno – tú no eres responsable del mundo – tu sólo eres responsable de tu obra – así que HAZLO. Y no pienses que tu obra tiene que responder a forma, idea o sabor preconcebido alguno. Puede ser cualquier cosa que tú quieras que sea…
...Cuando trabajas o antes de trabajar tienes que vaciar tu mente y concentrarte en lo que estás haciendo. Después de hacer algo, ya está hecho y se acabó. Pasado un tiempo puedes ver que algunos son mejores que otros pero también puedes ver en qué dirección vas. Estoy seguro de que sabes todo eso. También debes saber que no tienes que justificar tu trabajo – ni siquiera contigo misma...”

Aquí tienen el video en el que descubrí esta carta que me ha calado tan bonito en el alma.
Versión Benedict Cumberbatch

Versión Andrew Scott

7.26.2017

Una carta a mi crush

Querido crush:

Si pudiera desprenderme de mis miedos y complejos, te invitaría a salir. Así, sin tanto rodeo, te diría que quiero conocerte. No te asustes: no voy a acosarte ni nada por el estilo. Esta carta es simplemente una combinación de 27 letras, signos de puntuación, pensamientos y mucha ansiedad. No espero que esto trascienda. Si no quieres volver a dirigirme la palabra porque te sientes incómodo conmigo, lo entenderé. No tienes la obligación de responder ni de terminar esta carta.

Vamos aclarando algo: No puedo decir que estoy enamorada de ti, porque eso sería una gigantesca mentira. Estoy enamorada de la idea que me hice de ti, así que eso me dirige a las expectativas. Y según el libro que me has prestado, las expectativas podrían no ser muy buenas. Especialmente cuando no quieres aceptar la realidad. Así que ya estoy jodida.

Si pudiera hablarte, frente a frente, te diría que la atracción que siento por ti no es algo que surgiera a primera vista. De hecho, yo ni siquiera te había identificado. Eras un estudiante, solo un estudiante, no tú. Pero entonces, comenzaste a saludarme a mitad de los pasillos aunque no tenía que hacerlo. Lo hiciste una y otra vez, hasta que llegó el momento en el que, cuando no estabas, te buscaba. Quería saber tu nombre. Y honestamente no recuerdo cómo lo averigüé. Quería hablar contigo. Conocerte. Parecías un buen chico. Me resultabas lindo.

Y un día, no sé cómo, no recuerdo qué estaba haciendo, te vi en el pasillo. Y me presenté incómodamente, haciéndolo todo demasiado formal y minutos después quise meterme en una madriguera y no salir en unas cuantas horas. Verás, creo que podría tener ansiedad social. Por lo tanto, cuando siento que hago el ridículo, pienso que me recordarás siempre de la misma forma. Así que pensé que pensarías: “Qué chica tan más rara.” Pero no debería estar poniendo pensamientos en tu mente porque no sé si realmente estuvieron allí. Ahg, en fin… Así fue como fingí que no conocía tu nombre y te di la versión corta de mi nombre y no el nombre completo.

Después, mientras hacía mi trabajo, te buscaba con la mirada, pero no lograba mantener una conversación decente contigo. Una vez te vi leyendo, atrás del edificio, donde el monte crece tan alto que si lo ves desde abajo, parece que las hojas alcanzan las nubes y podrían pincharlas con sus puntitas y desinflarlas. Y pensé que era genial que leyeras porque a mí también me encanta leer y, quizá es algo tonto, pero a veces siento como si los libros me recomendaran a las personas. Y sentí eso, así que pensé en que tenía que encontrar la forma de hablar contigo, de encontrar un punto en común, Pero el tiempo pasó y solo eras una ilusión. Aun lo eres, en parte.

En fin, quiero conocerte. No por la idea que me hice de ti o porque me hayas atraído desde hace mucho tiempo, sino porque me gustó la forma en la que conversamos la otra vez. Hablamos de muchos temas en tan poco tiempo, que sentí que nuestra conversación había sido apurada y aun así, tenía médula. Me gustó el hecho de que dijeras lo siguiente -y aun puedo escuchar el tono de tu voz diciéndolo-: “Por eso tengo los libros.” Y antes, habías preguntado: “¿Por qué no sales?” Y te dije que era porque casi no tenía tiempo, pero la verdad es que, la mayoría de las personas no me parecen muy interesantes al conversar. Sin embargo, sí me resultan interesantes cuando las intento analizar, cuando intento quitarles sus capas, saber por qué son como son.

Paso mucho tiempo pensando porque soy introvertida. Me gusta estar en casa, ya sea leyendo, escribiendo, dibujando, viendo alguna serie o alguna película, o simplemente pensando o viendo hacia el techo, u observando a un gato, o cosas así. Mi vida introvertida es el lugar más cómodo que puedo tener y, cuando alguien que no me es interesante abre la puerta para entrar, implica una invasión hacia esa comodidad. Y no me gusta.

La diferencia más grande es que, cuando una persona interesante entra a mi mundo, dejo las puertas abiertas. Lo llamo, lo busco, le escribo cartas, me intereso por ella, lo amo. Amo, genuinamente, a mis amigos, incluso cuando no siempre estoy de acuerdo con ellos. Eso ocurre porque los conozco tanto como ellos me conocen a mí, porque te puedes presentar frágil ante ellos y sabes que jamás te herirían, y viceversa.

Déjame ponértelo así, resumido en unas cuantas palabras: Quiero salir contigo para ver si puedes entrar a mi vida introvertida, como un amigo. Y si esa amistad llega a trascender, bueno, supongo que descubriremos qué podemos hacer. Así, querido crush, ¿quieres salir conmigo?

Con amor, A.

7.14.2017

Di "sí" más seguido sin perderte a ti misma

Son las 22:17 horas cuando comienzo a escribir esta entrada. Acabo de tomar unas fotografías de la antes agenda, ahora diario, del que les hablaré hoy. Mírenlo, observenlo. Contiene una parte de mí.

Desde pequeña quise llevar un diario donde poner mis sentimientos y pensamientos. Lo hice cuando tenía unos trece años, le confesé a las páginas lo mucho que me gustaba "Bebo", y lo hice de la forma más bonita con la que se puede iniciar uno de esos textos: Querido diario. Por supuesto, el diario, que realmente estaba en las páginas finales de una libreta de alguna clase, fue descubierto. El drama inundó nuestro hogar porque Anahlí estaba poniéndole más atención a un chiquillo que a las cosas que verdaderamente importaban aka la escuela. Bebo dejó de gustarme y los diarios se convirtieron en algo que yo no podría tener porque, al fin y al cabo, sospechaba que siempre encontrarían la forma de meterse en mis cosas y descubrir mis secretos.

Afortunadamente los años pasaron y me pude hacer con una habitación para mí sola. Ahora, mi espacio personal se respeta y lo único que se mueve mientras no estoy son los libros en sus estanterías. Ahora me siento bien para llevar un diario y poder hablar de cómo me siento verdaderamente, de lo que me gusta y me enoja, de lo que odio y lo que idolatro, de los sueños y decepciones, etc. Anteriormente ya hablaba de mis sentimientos aquí en blogger, ya sea a través de cartas o escritillos (aún pueden leerlos si dan clic en las etiquetas que está a lado). Me asusenté muchísimo en estos últimos años porque parece que mi cerebro es capaz de producir ideas y yo son totalmente incapaz de tener la disciplina y fortaleza para desarrollar esas ideas. 

Escribir un diario probablemente me ayude mucho a conocerme más a mí misma, a aceptar errores y ver el mundo desde otra perspectiva. Lo he estado escribiendo en inglés, así que eso también me ayudará un montonal porque aunque me gusta mucho el idioma y lo enseño, no suelo escribir muchos textos en el idioma. Y si los comparto con ustedes, me ayudará a mejorar el blog y espero, me ayude a desarrollar nuevamente mi estilo de escritura.