11.26.2018

La vida, una pista de música

A veces quisiera que mi vida fuera cómo una pista de música. De esas que, de un momento a otro, te llenan de esperanza y te reconfortan, te hacen olvidar tus miedos y componen todo, aunque sea por unos solos minutos.

A veces quisiera que mi vida fuera una pista de música. Una que jamás te cansarías de escuchar. Una que repites durante toda la infinidad. 

9.15.2018

El reencuentro

Debo confesar que de vez en vez, abro tu perfil en facebook. Miro tus fotos y me pregunto qué pudimos haber sido. Observo tus ojos y la sonrisa que extiende por tus labios, el hoyuelo en tu mejilla, los lunares que forman constelaciones en tu rostro... Entonces sonrío. Feliz de haberte conocido, feliz de sentir esto y aferrarme a la idea de que las cosas han ocurrido por algo.
En verdad, estoy agradecida con el universo por haber cruzado nuestros caminos.

Sé que nos volveremos a encontrar y que sonreirás, y yo te sonreiré. Entonces sabremos si estamos listos para decir hola o adiós.

8.12.2018

agradecimiento

qué bonito es volverte a ver
y sentir solo agradecimiento
el interés potenciado
me doy cuenta que todo lo pasado ha pasado
y ya, no más
no habrá más

5.22.2018

Al chico que me gusta

No tengo idea de cómo comenzar, así que iré al grano: 

Te agradezco infinitamente por haberte aparecido una tarde de miércoles, por inclinarte en el marco de la puerta y comenzar a charlar; después, por hablar de cine, música y de la vida. Te agradezco por no responder los mensajes de texto enseguida y no mentir, por demostrarme que tenías una vida desconocida; te agradezco por compartir tu música conmigo, recomendarme películas, compartir intereses y divertirme de vez en cuando. Te agradezco por la tarde que me regalaste y que me hizo darme cuenta que, eso que se venía asomando de a poco, era real. 

Te agradezco por haber llegado de forma inesperada, tan sútilmente.

Te agradezco que hayas llegado así porque, por primera vez en la vida, no caí por las ilusiones mentales que creé de una persona, sino por la persona en sí. Caí por el chico que discutía conmigo sobre feminismo y aborto; por el que me hablaba de leyes y quien investigó los agujeros negros después de haber visto Interestellar.

Yo no quería que esto pasara, pero pasó. Y estoy feliz por ello.

Te agradezco en verdad, porque contigo aprendí a no esperar nada. Aprendí que yo no te cambiaría, que las cosas no se darían como en las películas. 

Te agradezco porque nunca había llegado tan lejos con alguien; me ayudaste a cambiar. Aprendí a enfrentar ciertos miedos, aprendí a hacerme escuchar. Cuando pronuncié esas dos palabras, "Me gustas", me superé a mí misma. Y no lo habría podido hacer si no hubieses estado allí.

Así que, aunque las cosas no se han dado, no han fluido, te agradezco por todo, por ser tú y sobretodo, por haberte cruzado en mi camino.

Con cariño siempre, 
Ana. 


5.19.2018

Una carta para el Gordito, mi gato callejero



Mi querido Gordito, te contaré una historia para un sueño perpetuo:

¿Recuerdas cuando llegaste a la casa y te peleabas con nuestros gatos? Eras tan parecido a Mermelada que algunas veces te confundimos con ella. Cuando no te vimos, no teníamos ni idea de todo lo que pasaría. Te dimos de comer y aceptaste la comida, aunque estabas temeroso. Cuando te dejaste cargar por primera vez, celebramos. Significaba que tenías confianza y que, poco a poco, podríamos acercarnos a ti para alimentarte y esterilizarte. El plan era devolverte a la calle porque ya teníamos seis gatos y eran muchos.

Después de tu esterilización te marchaste a pelear con quién sabe qué gato y pensamos que no regresarías, pero lo hiciste. Bueno, a medias. Regresaste con una oreja herida que requirió vendaje, curaciones diarias y medicamentos. Carajo, se te hizo un hueco gigante en la oreja. ¡Como si lo necesitaras! Ya traías pocos dientes, las orejas rajadas y un párpado interno rasgado también.

Supongo que te gustó la vida de casa porque volviste para quedarte dos años completos.

Después te fuiste a ratos, a veces para pelear, otras para pasear. A mamá la hiciste enojar muchas veces cuando te orinabas en su cuarto o marcabas territorio. A mí me aruñaste varias veces en el afán de amasarme mientras te acariciaba. Descubriste que el catnip te piraba, te ponías loco y te restregabas emocionado en el suelo. ¡Hasta babeabas!

Un día, dejaste de hacer pipí. Te llevamos varias veces al médico hasta que mejoraste. Tuviste que cambiar tu dieta porque, de alguna extraña manera, llegaste a pesar más de 7kg. Comenzamos a llamarte El Gorodito. ¿Cómo ocurrió eso? No tengo idea. Bajaste de peso, pero la pancita te quedó igual de flojita, la gordura aguadita era perfecta para acariciar. Te encantaba restregarte contra mi rostro y robar la comida de Chupi, orinar por todos lados, pararte de forma extraña en el arenero, pelear con los demás, subirte a mi cama. Una que otra vez robaste comida y guardé el secreto para que no te regañaran.

Ahora sé que cometí un error muy grave. Di por hecho que ya no tenías problemas de salud, que seguirías aquí haciendo de las tuyas. Pero las cosas no eran así y se estaba formando una bomba de tiempo que te llevó a tener problemas en tus riñones. Así que verte con cables pegados a tu cuerpo, ver tu respiración pesada y tu mirada perdida, escuchar tus quejidos, me llevó a hacer la pregunta que tanto miedo me daba hacer.

Pronóstico reservado. En otras palabras: grave. Las posibilidades de sobrevivir eran muy bajas. ¿Debía darte la oportunidad? ¿Debía permitir que sufrieras más para ver si lograbas salir, aunque probablemente estuvieras condenado a una vida mucho más difícil? ¿O debía terminar con todo de una vez? Nunca en mi vida había tenido que ser tan fría. Y escribir mi nombre y firma no me había parecido tan difícil.

Hoy tuve que decidir por ti. Pude ver pasar nuestros momentos en mi mente. Simplemente porque soy masoquista y porque tenía que recordar quién eres. Tenía que recordar que, a pesar del dolor, lo único que podía hacer era agradecerte enormemente todo lo que habías hecho por mí. Todas las risas, las fotos de ti durmiendo, las veces que me rasguñaste o mordiste, lo mucho que te gustaba que te cepillaran el mentón y el lomo, lo mucho que detestabas que te cepillaran la cola.

Así que, como te lo dije antes de que durmieras, ¡GRACIAS! Gracias por todo y por ser el mejor gato que pude tener. No habrá jamás, en todo el universo, en todas las dimensiones, en toda la existencia, un gato como tú. Tú eres tú. Y tenías tu personalidad. Así que gracias por ser parte de mi vida. Gracias por todo el amor que me diste y el amor que aceptaste. Me hiciste crecer y amar. Ese amor fue magnífico mientras duró y estoy enormemente feliz por ello.

Preguntarme qué habría pasado si no te hubiese adoptado, no tiene caso y a pesar de ello, no puedo evitarlo. Una parte de mí cree que te condené, otra me dice que te di la oportunidad de vivir dos años sin temor a lo que pudiese ocurrirte en la calle. Dos años de un techo, de calor, alimento y agua, amor, palabras de amor, risas y aventuras, atún y catnip; dos años de juegos, besos y diversión.

Sé que el dolor es inevitable. Sé que cuando amas, también te arriesgas a sufrir. Pero el dolor en cada fibra de mi ser y mi alma vale la pena por todo lo que vivimos juntos. Te amo, en verdad. Y siempre te amaré. Fuiste, eres y serás parte de nuestra familia.

Espérame, pues algún día nos volveremos a encontrar. Allá, en el arcoíris. Llevaré catnip.
Con amor siempre,
Ana.

Te dedico una canción.



4.11.2018

Un día

Un día, mi música volverá a ser mi música,
mi corazón recordará sanamente los momentos,
mis manos recordarán lo bien que se sentían las tuyas,
y agradeceré gustosamente todo lo que nos dimos.
Tendré la certeza de que a pesar de no ser,
lo que vivimos fue absolutamente real
y que nadie, jamás, me amó como tú me amaste a mí.
Porque sé que nadie, jamás, te amó como yo te a mé a ti.


— La más ilusa (y romántica también)

2.21.2018

Lista de gratitud | 21/02/2018 (sin ningún orden en particular)


1 Cuando te pones a cantar Love me like you do en el salón de clases y tus alumnos sueltan risillas traviesas 😂
2 Vi a un perro durmiendo con las patas traseras abiertas, pero no de espaldas, sino de abdomen abajo y se veía muuuuy gracioso
3 El libro que me envió Babelio en la primera colaboración con el blog y que está espectacular
4 Las cartas que Rebeca me envió y que me hicieron derretirme de amot y llorar mientras me atragantaba con unos dulces tradicionales chihuahuenses 😅
5 Mis alumnitos de Inglés Avanzado que siempre me hacen reír cañón con sus ocurrencias.


2.17.2018

melancolía; 5 cosas que recuerdo de una vida con Harry Potter

1 La noche en que vi, por primera vez, Harry Potter y la piedra filosofal
2 Yo, gritando, porque en CNN pasaban un reportaje sobre el primer tiraje de la última entrega de libros
3 Mi amiga, sosteniendo mi mano, mientras lloraba en el cine, mirando la última película
4 Leyendo los libros, una y otra vez
5 Faltando a clases para ver la transmisión en vivo de la premiere en Londres de Harry Potter y las Reliquias de la Muerte. Y, por supuesto, llorando.

Aunque últimamente no esté de acuerdo con Rowling, sus decisiones y opiniones, nunca me cansaré de agradecerle por la vida que me dio.


2.12.2018

Soplar burbujas


Recuerdo que no me dejaban hacer burbujas dentro de la casa porque iba a manchar la alfombra. Ahora que soy mayor me doy cuenta que es la más grande estupidez porque la alfombra era oscura y una burburja es tan liviana que lo poco que tira de jabón no logra dejar una huella demasiado grande. ¿Entonces por qué no me dejaban ser feliz y soplar burbujas dentro de casa?


2.10.2018

A mi hermana, una carta no entregada

Mi querida hermanita:

Soy mejor expresándome con palabras escritas, así que por eso te escribo esta carta. Por favor, léela. Tu hijo está dando vueltas en una silla de rueditas, mientras yo estoy escribiendo esto. Amo a ese niño, tanto como te amo a ti y a las niñas. No creas, ni por un segundo, que después de todos estos años, dejé de amarte. Quizá dejé de hablar contigo, pero de quererte jamás.

Temo decirte esto, pero de todos modos lo haré. Amarte significa sufrimiento. Me duele verte sufrir. Y aunque no lo demuestre, me duele demasiado. Tengo un nudo gigantesco en la garganta porque lo que más quisiera es protegerte y cuidarte tanto como tú me quieres y me cuidaste a lo largo de los años. Porque sé que aún me quieres, aunque ya no hablemos ni nos abracemos ni nada. Sé que me quieres, a tu propia forma.

Y siendo honesta, quisiera llevarme muy bien contigo. Y platicar, pero últimamente siento que no tenemos cosas en común. Y también me da miedo hablar contigo porque sé que tenemos formas de pensar muy distintas y que probablemente lleguemos a chocar en cualquier tema. Pero esto no es demasiado extraño. No creas que no me molesto con mamá, papá, o mis demás hermanas. De hecho, a veces no sé cómo dirigirme a una de ellas porque puede estar de malas. Peleamos el 24 de diciembre. Y yo lloré enfrente de ella y ella pareció que no le importó nada. A veces mi mamá también se molesta conmigo, igual que papá y los demás. Así son las familias.

A veces las cosas cambian y está bien. A veces los lazos se deterioran, pero no significa que todo está perdido. Cada quien tiene sus propios problemas. Supongo que lo importante es lo que hacemos para seguir adelante.

No me voy a meter en tu vida. No puedo tomar decisiones por ti respecto a tu pareja.
Pero lo que puedo decirte es que mereces a alguien que te quiera, que te valore, que aprecie el hecho de que te levantes temprano para ir a trabajar, para pagar las cuentas, para pagar un terreno que se convertirá en una casa. Una persona que agradezca por la vida de sus hijos, porque fuiste una parte indispensable de eso.

Nunca dejes que nadie te diga que no vales, que no eres hermosa, que no tienes opción, que tú eres la culpable de todo. Porque no eres nada de eso. Y cuando digo nunca, sobre todo, no te permitas decirte a ti misma esas cosas.

ERES HERMOSA, SIEMPRE LO HAS SIDO Y SIEMPRE LO SERÁS.
Y nadie debería hacerte sentir como lo contrario. Nadie. 

Te querré siempre, incluso si no apruebo tus desiciones. 
Con amor, 
A. 

1.02.2018

Reto Bradbury | 52 relatos en el año

Hey there!
A todos mis queridítsimos lectores, les quiero desear un excelente 2018 y que todo lo que se hayan propuesto, lo cumplan; especialmente deseo que todos tengamos constancia, constancia y más constancia para lograr esas metas. 

Y hablando de metas, me he propuesto escribir 52 relatos de la mano del Proyecto Bradbury. Para no dar más vueltas, les dejo toda la información en palabras de Greenleaves, quien retomó el Reto. En enlace de su entrada está aquí en caso de que quieran unirse.




BASES DEL RETO
¿En qué consiste? Ray Bradbury asegura que solía escribir un relato a la semana, y lo hacía porque pensaba que los escritores de ficción deberían escribir un relato a la semana, es imposible escribir 52 relatos malos seguidos, decía, entre todos esos seguro que podemos encontrar una joya.
Por lo tanto, podéis imaginar, que el reto consiste en escribir un reto por semana del año, es decir, 52 semanas=52 relatos. Completamente libres, es decir, con aquello que más te inspire.

QUIERO PARTICIPAR, ¿QUÉ HAGO?
Si te animas tú también ha escribir me parece genial. Sigue los siguientes pasos:
Haz una entrada en tu blog sobre que vas a participar en este reto. Puede ser una entrada conjunta de retos o una individual, tu criterio ya que para eso es tu blog.
Déjame un comentario con el enlace a dicha entrada para que te anote en la lista y poder seguir tus progresos.
Puedes utilizar el banner que he hecho aunque no es obligatorio.
Tienes que escribir tu primer relato la próxima semana. ¡No te despistes!

Bueno, comenzamos en esta semana, así que wish me luck. Siendo honesta, ya me empecé a poner un poco nerviosa porque quiero cumplir en todo y me he apuntado en varios retos, así hnnng estrés al full

Los veo después, primores.

Con amor siempre, A.